“Pero puede suceder que algún día nos conviden
algo de tomar en una pieza de cerámica y
obligados a sostenerla con las dos manos,
la percibamos como una especie de prolongación de nuestro cuerpo,
algo que nos recuerda el gesto ancestral de formar un hueco con las manos.
La taza, vaso o cuenco, entonces, está en ese lugar para que no nos quememos,
para conservar la temperatura,
sin que se derrame una sola gota entre los dedos”
Rosario Bléfari (febrero 2018)
¿Te pasó alguna vez esto que relata Rosario Bléfari? Ese momento de revelación en donde un objeto de uso cotidiano trae, de manera inexplicable, una conexión con el pasado. Ya sea por ese gesto ancestral o simplemente porque indagando la historia de ese plato, de esa tacita, nos remontamos a un regalo de bodas de los abuelos, un viaje en el que ese objeto vino envuelto en una valija y sobrevivió los vaivenes de un avión, o un barco. La entrega de hoy va dedicada al chawan, el cuenco de té. Y también a los vínculos que se dan alrededor de esa pieza.
1.
Procrastinando en Facebook vi hace unos años un chawan que me llamó la atención. Era la foto del texto de Rosario Bléfari. Parecía hecho en Japón, pero el ceramista era argentino. Me pareció un timing perfecto encontrar alguien que se dedicara a hacer chawan (un chawanya, como diría el maestro Raku Kichizaemon) justo en el momento en que yo estaba por regresar a Buenos Aires después de haber pasado un año en Kioto. Anoté el nombre del ceramista: Ricardo Otero. Me propuse contactarlo al volver.
Fue exactamente un día como hoy, 20 de junio, y todavía me sorprenden las casualidades. Le escribí un mensaje y ese fin de semana fui a la Feria de San Telmo en donde en ese momento tenía su puesto. Cuando llegué la escena me pareció surrealista: en medio de un mar de gente, en uno de los paseos más turísticos de la ciudad, una mesita con cuencos para el té. Ricardo los tenía acomodados en una pequeña biblioteca de madera rodeados de otras piezas.
2.
Yo no lo sabía entonces, pero ese primer encuentro fue el inicio de una amistad. Ricardo pasa los fines de semana en otra feria, la de Plaza Serrano. Voy cada tanto y siempre lo encuentro leyendo junto a un termo cargado de té. Lo sirve en una de sus tazas, las más pequeñas, que son para tomar té en hebras. Los chawan siguen teniendo ese espacio reservado de los estantes. A veces tienen arbolitos. La imagen se dibuja con esmalte, pero la horneada en el anagama (tipo de horno japonés de origen chino y de quema a leña), la alquimia termina de hacer lo suyo. Los árboles suelen ser dos, y su nitidez se termina de asentar si los veo con los ojos entreabiertos. Cuando los abro, las figuras se desdibujan como si el viento soplara y moviera sus copas.
3.
“Un cuenco que se sostiene con la mano izquierda y se envuelve con la derecha. Un cuenco que envuelve todo el rostro al momento de tomar el té, como si en el mundo no existiera ninguna otra cosa más. Un cuenco que, luego de beber se apoya sobre el tatami para observarlo, primero con la vista, y luego con el tacto: se lo toma entre las manos para explorar su textura, su peso. Se busca en la parte de abajo la firma del ceramista, se puede espiar esa franja que queda sin esmaltar y que revela el verdadero color de la arcilla. Este cuenco se llama chawan y de todos los elementos que forman parte de la ceremonia del té es el que siempre me llamó la atención”.
Eso escribí en un capítulo dedicado al raku chawan en El viento entre los pinos y sigue intacto en mi cabeza: el chawan sigue siendo un chawan y en el rompecabezas del chanoyu todavía hoy es la pieza que más me fascina. Quizás porque hay algo vivo de quien lo hizo ahí. Quizás, porque en el mundo pixelado y digital de hoy, se siente bien tener entre las manos algo que vino de la tierra y fue quemado con fuego para transformarse. Soetsu Yanagi pone en palabras ese sentimiento:
“En efecto, en la medida en la que nos acompañan constantemente en nuestras vidas, estos objetos originan una sensación de intimidad e incluso de afecto. La relación que existía entre las personas y las cosas era mucho más profunda entonces que ahora. Hoy en día, por el contrario, la forma desapasionada en la que se producen las cosas nos ha privado de sentir ningún respeto o apego por ellos”.
Subrayo: intimidad, afecto, respeto, apego. En la entrevista que le hace Rosario, Ricardo lo dice así: “Pero sobre todo (el chawan) tiene que tener espíritu sino todo eso (su aspecto, su funcionalidad) no vale nada”. Esta idea termina de revelar algo del misterio: estos objetos tienen un espíritu y con su uso transmiten algo complejo. Entiendo un poco más esa sensación ancestral: todas las vidas, las historias de ese chawan están ahora en mis manos, en el té que estoy tomando hoy.
en la foto: chawan de invierno de Ricardo Otero en colaboración con @uchi_ar
4. Una invitación… o varias
En las próximas semanas voy a dar talleres y encuentros vinculados a la literatura y la ceremonia del té. Les dejo toda la información:
Chadō. Una introducción a la ceremonia japonesa del té en MALBA
“En Japón no se habla de ceremonia sino de camino: el camino del té. ¿Qué significa esto? ¿Qué aprendemos cuando hacemos un té y lo compartimos con otros? Esta clase es una invitación a conocer más acerca del chadō, el camino del té. A través de poemas, citas de maestros de té y autores, vamos a ir develando el significado de esta práctica. Vamos a apreciar los detalles y la sensibilidad del té a través de la literatura y también, de los objetos de té”.
Viernes 28 de junio de 18:00 a 20:00. Actividad arancelada.
Bibliografía + Información + Inscripciones, ACÁ.
Urasenke Argentina en el MNAO - Demostración de ceremonia del té
Siempre es una alegría enorme trabajar junto al Museo Nacional de Arte Oriental. En esta ocasión, Urasenke Argentina brindará una serie de demostraciones de té a lo largo de dos horas. Tres personas del público podrán oficiar de invitados y probar un dulce y beber una taza de matcha.
Sábado 29 de junio entre las 17 y las 19hs en MNAO, Viamonte 525, 2do piso, CABA.
NO requiere inscripción previa; es por orden de llegada y sujeto a la capacidad de la sala.
Encuentro de Wagashi & Matcha: Tanabata
Se acerca el 7/7 y vamos a celebrarlo escribiendo nuestros deseos para colgar en el bambú, acompañados de una taza de té y un wagashi. Como siempre, Ana Irie preparará el wagashi y yo el té. Vamos a contar esta efeméride/leyenda y su vínculo con las estrellas, el hilo y las agujas. Y para eso se va a sumar también Alma Estrella, artista visual que trabaja con la costura sashiko. Alma viene explorando el sashiko y esta efeméride desde hace casi diez años. A través de su relato y sus trabajos va a acompañar esta velada ampliando los sentidos de esta leyenda en donde el hilo y las agujas también son protagonistas.
Domingo 7/7 de 16 a 17.30hs o de 18 a 19.30hs en Sashimiya, México 1965, CABA. Actividad arancelada.
Información + Inscripciones, ACÁ
Ciclo de Cine y Literatura japonesa
Se trata de un ciclo que iniciamos en abril junto a Mariana de Tomaso. Este mes haremos dos encuentros online. Vamos a trabajar El libro de la almohada escrito por Sei Shōnagon y la película que lleva el mismo nombre, de Peter Greenaway. Mil años después, Greenaway imagina a una joven que toma como inspiración a la dama de la corte Heian. Piel y papel, pincel y erotismo, se ponen en el centro de la escena. Pero en el interín nació Shakespeare, el escritor de la corte Isabelina. El director inglés concibe la descendencia de ambas literaturas, y nos lleva a pensar por qué son tan actuales.
Sábado 6 de julio de 11 a 12.30hs vía ZOOM. Actividad arancelada.
Información + Inscripciones, ACÁ.
Y por otro lado proponemos como punto de partida la película “Rikyu” de Hiroshi Teshigahara para sumergirnos en el Japón de finales del siglo XVI y en la relación entre el maestro de té Sen no Rikyu y el general Toyotomi Hideyoshi. Las lecturas sugeridas son El viento entre los pinos: un ensayo acerca del camino del té (Malena Higashi), El libro del té (Okakura Kakuzo) y Los cien poemas del arte del té (atribuidos a Sen no Rikyu). La película viene muy en sintonía con la temática de este envío y por eso llamos al encuentro “Chawan negro”.
Jueves 11 de julio de 19 a 20.30hs vía ZOOM. Actividad arancelada.
Información + Inscripciones, ACÁ.
¡Espero poder verte en alguna o en varias de las actividades! Aprovecho para agradecer a todos los y las lectoras de Un Japón propio. Agradezco también sus colaboraciones y, por sugerencia de un lector, les dejo este link en caso de que quieran hacer un aporte para sostener todo el trabajo detrás de esta Newsletter.
En Argentina hoy es feriado por el Día de la Bandera. También es el Día Internacional del Nikkei. Y además, es el Solsticio de invierno. Quisiera dedicar esta entrega a Rosario Bléfari. El 6/7 se cumplirán cuatro años de su partida. Les dejo la canción más invernal que me viene a la cabeza, la que en el estribillo dice “Viento helado, voy al viento”, en una versión desde una terraza porteña que me desarma. Y esta postal de la película The zen diary, la estrella del reciente Japanese Film Festival online, que es una expresión de deseo para esta estación que comienza: “Comer bien y rezar por la buena salud”.
¡Hasta pronto!
Malena
Hermoso!❤️
hola Malena me encanta tu contenido. A finales de junio voy a Buenos Aires, ¿alguna recomendación de lugares para conocer un poco más la cultura japonesa?